jueves, 30 de diciembre de 2010

El sabor tradicional

Publicado por Cronopios

El sabor tradicional, ese sabor de años de trabajos de manos endurecidas por amor, por amor a sus hijos, por amor ancladas a los grilletes de una sociedad rural católica, represora que dictaba un estúpido protocolo de honra y castidad. Mujeres de hierro, luchadoras que sacaban adelante familias con el duro fruto de su trabajo sin descanso. El sabor tradicional no es más que un castigo, no es más que el recuerdo de mujeres que dieron su vida por los suyos y que nunca recibieron ningún galardón por su sacrificio. Ahora las mujeres toman conciencia de sus derechos, como estatuas cansadas que intentan bajar de sus peanas fosilizadas, con incansables esfuerzos para hacerse un hueco en esta sociedad cada vez, según dicen, más tolerante...

lunes, 20 de diciembre de 2010

Grabación Cronopios 1

Publicado por Cronopios

domingo, 19 de diciembre de 2010

El rigor de la ciencia.

Publicado por Cronopios

La ciencia tal como hoy la conocemos se sustenta en un gran error cometido por los presocráticos en el paso del mito al logos. Esta situación acontece en la Grecia clásica cuando se intenta explicar la realidad de un modo racional, en vez de con relatos fantásticos que intenten responder las preguntas existenciales del hombre como: ¿cuál es el origen del universo?
           
            Se intenta explicar la realidad también desde dentro considerando como origen de las cosas elementos inherentes a la misma, no como antes que se pensaba en dioses que dieran origen a los distintos aspectos de la existencia. Frente a la idea de arbitrariedad nace la idea de necesidad, es decir, lo que ocurre en la naturaleza ocurre porque debe ser así, hay unas leyes naturales, unas fuerzas que obligan a los fenómenos a ser como son. De ahí la idea de regularidad y constancia, es decir, la naturaleza se comporta siempre igual.

            En esta etapa se busca la esencia de las cosas, lo que no cambia en ellas porque si cambiaran ya serían diferentes, la esencia no es una cualidad visible a simple vista sino que es un viaje más allá de los sentidos, ya que éstos nos engañan, es la búsqueda de la profundidad de las cosas, lo permanente ya que lo que cambia sería la apariencia. El conocimiento de la esencia produce verdad mientras que el conocimiento de la apariencia solo produce opinión.

            Es en este instante de la historia dónde detectamos que hay un gran error, un enorme error en el que se cimientan las raíces del edifico del pensamiento occidental. Los griegos pensaban que la naturaleza era razonable, es decir, podían llegar al completo conocimiento de la realidad solo con su razón, la naturaleza tiene una razón de ser y se rige por unas leyes que siempre se cumplen. Esta es la idea básica de la ciencia, bajo esta idea se sustenta todo lo que conocemos hoy, pero ¿hay alguien que haya podido demostrar que las leyes naturales se cumplen siempre?

            En efecto, no se ha podido demostrar que esto sea cierto por tanto toda nuestra ciencia sirve única y exclusivamente si las leyes que rigen la naturaleza permanecen inmutables. Hasta ahora nos han ido sirviendo todos los análisis, estudios, síntesis y teorías que de un modo metódico intentan “matematizar” la realidad y universalizar los fenómenos. Pero surge otro problema y es que el conocimiento es siempre subjetivo, esta idea ya fue afirmada por Kant en el siglo XVIII. El conocimiento consta de dos partes, una parte empírica o de observación, podríamos decir basada en los sentido; y otra parte racional, es decir, un proceso de análisis en el que incluimos nuestras estructuras mentales en dicho conocimiento como por ejemplo el tiempo y el espacio (que son concepciones que tenemos los seres humanos de la realidad) por consiguiente el conocimiento científico nada nos dice sobre la realidad. Además la esencia de esta es cambiante, es decir, la esencia de la realidad es precisamente el cambio, la realidad tiene infinitos puntos de vista que son imposibles de abarcar por nosotros ya que sólo percibimos uno.

            ¿Es erróneo entonces poner en entredicho el rigor de la ciencia?, ¿no se está tomando la ciencia como mito?, es decir, usarla como excusa para sustentar nuestros argumentos sobre ciertos temas. Está fuera de nuestro alcance conocer esto puesto que como ya se ha dicho, es ¿imposible?...

jueves, 16 de diciembre de 2010

Jóvenes Reporteros y su programa Cronopios

Publicado por Cronopios

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cronopios 1x01

Publicado por Cronopios

Inauguramos nuestro primer podcast del programa de radio Cronopios en Radiópolis.
El sumario es el siguiente:


Sección Literaturamente: Historias de Cronopios y Famas de Julio Cortázar.
Sección Música y Cine: Nuevos discos de Rihanna, Melendi, Baute y la posible separación de Coldplay. La nueva entrega de Las Crónicas de Narnia.
Sección El Cronopio del Viernes: dedicada a David Lynch
Sección Debate: Los cables de wikileaks


Descargar el podcast

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ser o no cronopio

Publicado por Cronopios


Un cronopio es un ser verde y húmedo (…) un dibujo fuera del margen, un poema sin rima…
                                                                                                                                Julio Cortázar

I
Bajo el sol en vertical los cronopios apoyan sus pies en rojas sábanas de carne. Los cronopios nunca soportaron el volumen de toda esta maldita música. Cansados de taparse los oídos, se inventan su propia melodía. Arrítmica, átona, transparente, ellos saben que hay vida tras la línea 3 del autobús y que el orden burocrático del día a día no es más que la gentileza de unos pocos a domesticar la palabra. Los cronopios detestan la palabra domesticada, la palabra que fluye preconcebida y que no es palaba porque otros la pronunciaron. Ellos son los versos impares de un poema desnudo en el asfalto; un aforismo contínuo. E intentan reordenar el desorden que fluye en lo aparentemente ordenado. Es allí donde buscan las razones básicas para la volubilidad de toda esa música. Porque ellos son blasfemos y adoran despertar borrachos en tinta que son hombres y son mujeres .Hacerle el amor a todo el ruido como única salida. Porque ellos son los dueños de un tiempo que a nadie pertenece. Pieles pálidas contra esos hombres y mujeres. La melodía de Jazz que se compone sola ante tanto espanto. Ante tanto cambio. Ante tantas pieles pálidas que gritan ser alguien bajo la lluvia ácida. Bajo la lluvia verde.

II
Pero ellos ordenan su desorden en párpados ajenos cuando las luces se apagan y se preguntan qué es todo esto, por qué ellos, por qué el verde, por qué la música inventada. Se preguntan cómo volver al origen.

III
Hay otras veces en que a los cronopios les escuecen los ojos. Incluso sienten la garganta enferma de tanto gritar y gritar como método de huida. Pero saben que en realidad sus manos nunca están vacías y que el infinito nace en la humedad de las palabras, de esas palabras preconcebidas. Porque es allí donde los cronopios tienen su origen y mueren para volver a renacer e inventar aquella melodía, su propia melodía, la verde música inventada, la de aquellos que no se conforman con ser lo que pudieron. Porque los cronopios son verde. El único verde. El verde del origen.